Y al principio fue así. Enero y febrero sólo tienen un par de fechas aisladas de cumpleaños. Pero este mes algo pasó. De agregar sólo algunas actividades importantes empecé a planear cada hora de mi día.
Llevo la agenda a todos lados y anoto literalmente todo. Desde "Ir al gimnasio" hasta "ir al baño" o (lo que es peor) "socializar". ¡Neta! Se está convirtiendo en un obsesión. Y nunca puedo saltarme las actividades que tengo programadas. Es raro, lo sé. Pero es un impulso muy difícil de evitar.
Aunque, como es obvio, ahora aprovecho más mi día y me descubro a cada rato mirando al reloj para checar que todo valla en tiempo. De hecho, en este momento me encuentro planeando las actividades que haré mañana y en los próximos meses. Aún no sé si eso está bien o mal. Creo que otra actividad que anotaré para esta semana será "reflexionar acerca de lo bueno (o malo) que resulta usar siempre mi agenda para planear absolutamente cada hora de mis días".
No sé cómo pasé de no tener nada que hacer en todo el día a tener mi agenda ocupadísima. Pero lo peor es que me gusta esta situación. Tampoco sé si mi cuerpo podrá resistir esta falta de ocio por más tiempo. ¿Hasta cuando se me irá esta nueva manía? Bueno señores y señoras, se acaba mi tiempo de bloggear, disculpen, tengo una vida ocupada :P
¡Hasta la vista!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si tienes ganas de comentar, ésta es el lugar