En la prepa tenía una amiga preciosa hermosa que quería con todo mi corazón. Ella era (ejem, bueno y puede que siga siendo) una persona buenísima onda y muy carismática, pero sobre todo muy pero muy mandona.
Era como cuatro años mayor que yo y es chilanga. Ella me enseñó muchas cosas. Siempre sabía los lugares donde vendían los mejores antojitos fritos mexicanos, se sabía las rolas más llegadoras, tenía sus mañas para robarse queso de los Oxxos, secretos para conquistar a un hombre (y retenerlo) y más de 50 métodos para no quedar embarazada.
Siempre que iba a su casa comía rico y mucho. Lo que más recuerdo son las tostadas de tinga con crema encima, de la que venden en tetrapack (claro, ella no compraba nunca la del mercado) ya ven como son de fresitas los chilangos.
Con ella me divertía, cantaba, hablaba, lloraba, salía, jugaba y con ella me pasé la mayoría de los momentos felices de mi prepa.
Desafortunadamente, y diablos, no sé porqué, todas las cosas buenas siempre tienen que llegar a su fin y yo terminé muy decepcionada de esta amiga. A decir verdad, ahora considero que Ella, nunca me tomó como su amiga. Tenía 21 años y yo 16. ¿Podría considerarme algo más que la chiquita con la que pasaba el rato en la prepa? Ella siempre me habló de sus mejores amigas, todas tipas más grandes o de su edad. Yo era mucho menos que eso.
A pesar de todo siempre que me pongo a recordar esa amistad termino con una sonrisa. La recuerdo con mucha simpatía y amorsh y le deseo todo lo mejor hoy y siempre. ¡Aguante los ex amigos! Y les aseguro que si tuviera la oportunidad de conocerlos en otra vida volverían a ser mis amigos (=
hello nancy soy tu ex hermano uli mira me quiero ir adios ojala leas esto
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