Nunca he sido buena en los deportes. Y no es que no me gusten porque la verdad es que siempre me han interesado, simplemente no se me dá. Y miren que lo he intentado.
Mis recuerdos desastrozos se remontan a mis 5 o 6 años. Solía jugar por las tardes con mis vecinos Iván y César y con mi hermano Lalo (no, no había mujeres en mi calle). A veces jugabamos fútbol, aunque no me gustaba tanto. En una ocasión estábamos jugando en un patio baldío que estaba al lado de mi casa y encontramos un bat amarillo. Mis vecinos tenían una colección de balones, entonces de ahí sacamos uno de beisbol y nos pusimos a jugar. Desde esa tarde se volvió costumbre y se convirtió en mi deporte favorito, creo que en el que mejor me fue. Aunque después cambie todo esto por la novela que pasaba por las tardes.
En la primaria mi suerte con los deportes no mejoró. Vienen a mi mente los juegos de atletismo: salto de altura, carreras de velocidad, relevos y los deportes en equipos como basketball y volibol. Yo era de las niñas que cuando se hacían los equipos siempre me escogían al último.
Y para variar en la secu tenía un profe que era tan flojo y nunca nos daba clases, se sentaba abajo de una plamera a fumar y era como una hora libre que aprovechamos para platicar y los hombres, claro, a jugar fútbol. Así que tampoco hubo avance en esa época, y mucho menos en los siguientes años de prepa :(
El año pasado sin rendirme todavía intenté practicar un deporte nuevo: el tenis. Una amiga me invitó a jugar y me pareció interesante, así que empezamos a llevar clases juntas 2 veces por semana, aprendí un montón y me divertí mucho. Debo admitir que no todos los días eran malos. A veces llegaba con mucha energía y los golpes me salían bien. El revés era mi fuerte y después mi derecha mejoró también. Aunque había días que por más que intentaba no daba una.
El saque es lo más difícil del tenis. Hay tres secretos para un buen saque, decía mi profesor:
-1)Lanzar bien la pelota 2)Lanzar bien la pelota ¿y adivinen el tercero? Lanzar bien la pelota.
Ok, me quedo claro.
Como en mi vida he tomado clases de todo, menos de algún deporte, creo que estas me sirvieron para darme cuenta por que me va tan mal. El profe me decía.
-Nancy, juegas como una princesa, ¡tienes que ponerle potencia a tus tiros!
Confiezo que varias veces me he sentido decepcionada y he pensado en abandonar mis intentos deportivos. Pero esa última, afortunada pelota que logra cruzar la red y define el partido me hace querer volver a intentarlo.
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